La albóndiga de pelo llamada furby era una gremlin con chip que decía la publicidad que aprendía cosas si le hablabas. En realidad no era un juguete, aunque se infiltrara como tal. Fue el primer intento de las máquinas por controlar el mundo, pero no resultó, porque como necesita tiempo y paciencia por parte de los que le rodean para poder aprender, nunca aprendió una mierda. Lo mismo que nos pasa a los humanos. A mí me han dicho dos millones de veces (que las tengo contadas) aquello de "Si es que pareces tonto." Y por más que me miro al espejo, a dios pongo por testigo que no parezco tener ninguna disfunción mental visible. Y eso en casa, que si vas a la escuela es peor. Lo que es yo, traté de aprender inglés y al final desaprendí el castellano. Durante muchos años la gente se pensó que era mudo, y sólo logré volver a emitir sonidos cantando canciones de Simon y Garfunkel en inglés inventao. Antistuyú misisrobinson, naino naino naino na no naaaa.
El caso es que la cía ha debido detectar que puede entrenarse a este muñeco inquietante para cometer atentados en aviones, tal como ilustra la imagen (o si no es eso, en cualquier caso su presencia provoca una profunda aflicción en los pasajeros, porque en las primeras filas se vuelven agachadizos y rompen a llorar, ocultando la cara contra el respaldo... al de la primera fila no le afecta, es contorsionista).
Yo los únicos furbys que conocí estaban dormidos, a punto de dormirse o anunciando que tenían sueño (cuánto se parecen a mí) lo que indica que a esas alturas ya se habían rendido a la evidencia de que controlar este mundo no compensaba el esfuerzo.
Estas navidades se intentó relanzar su venta mediante una publicidad desafortunada. Nótese que el furby no tiene brazos ni piernas. Pues la publicidad gritaba: ¡Furby, enséñame a bailar! que el furby, que aunque es mudo no es tonto, todavía lo estará flipando. ¿Con qué voy a bailar, gilipollas, si soy una albóndiga?
El caso es que detrás de este anuncio lo mismo hay doscientos profesionales a tiempo completo y cuarenta ejecutivos con sueldos de diez cifras, pero ya ves. Se ve que se le puso por los cojones al director general que el furby enseñaba a bailar, y así quedó la cosa.
Lo raro es que nadie los denunciara por publicidad engañosa. Probablemente, toda esta suma de sinrazones fue la que llevó a los furbys a desistir de controlar el mundo. Lástima. De buena gana me entregaba yo al gobierno de los furbys. Peor que lo que tenemos ahora no puede ser. Cada vez que miras para la cima de la pirámide social te encuentras un desecho de virtudes. Con esto de la subida de impuestos se atormenta una vecina. Digo, se envecina una atormenta.
Si, usted tendrá muchos problemas con los furbys, pero es que esta vez van con la Roja...
ResponderEliminar(golpeándome el pecho con la mano derecha estoy!).