¡Tigre! ¡Tigre! ardiendo brillante
en los bosques de la noche,
¿Qué ojo o mano inmortal
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué abismos o cielos lejanos
ardió el fuego de tus ojos?
¿con qué alas osó elevarse?
¿y qué mano osó ese fuego sujetar?
(...)
¿qué puño terrible osó ceñir tu terror letal?
cuando los astros arrojaron sus lanzas
y humedecieron sus lágrimas el cielo,
¿sonrió al contemplar su obra?
¿Aquel que creó al cordero, te creó a ti?
El poema no es mío, es de William Blake.
El billete de 500 euros tampoco, es del César. Yo nunca he visto ninguno, pero parece ser que la mayoría de los que se han impreso en la Unión Europea están en España. Se ve que hay dos españas. La mía acaba donde empieza la Moraleja.
Como empecemos con la poesía se va a líar aquí un perrendengue que verá!
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