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jueves, 11 de noviembre de 2010

Mi vida como Clark Kent


Pues así me veo porque nunca leo un puto libro, pero el cabronazo de Batman me regaló uno que se titula Ética Nicomaquea, de una tal Aristóteles, y le eché un ojo. Pese a mirarlo sólo por encima, me hizo más daño que un consolador de kriptonita, como luego se verá.
Ojeándolo estaba cuando en estas que atracan por sexta vez el banco de la esquina, y me voy pallá a repartir hostias medidas, por no matar a nadie, y me suelta el gachís de la media en la cabeza:
- ¿Pero acaso no nos roban los bancos a nosotros, los ciudadanos? ¿y no es este atraco, por tanto, un acto de justa redistribución?
Y dije, coño, pues parte de razón sí tiene. Y se me hizo un lío en la cabeza que me dio unos dolores en las sienes de impresión. Y le dije;
- Bueno, te llevas el dinero, pero tienes que dárselo a los pobres.
- Yo mismo soy pobre - dijo el atracador - en consecuencia, me lo quedo.
Lo que también tenía su lógica.
Al día siguiente me pusieron a parir en los periódicos. Que si Superman deja escapar al atracador, decía El País, que si Superman se ha hecho comunista, decía El Mundo, que si el rey no sé qué, decía el Abc, y los de intereconomía me comparaban con Franco y con Sánchez Dragó, acerca de lo cual no supe qué pensar, lo que fue horrible, porque acababa de descubrir que PENSABA. Y NO PODÍA PARARLO.
Lo cual, tal como se demostró, es fatal para un superhéroe. Voy a abrir un bote de alcachofas y no soy capaz.
- ¡Lana Lois, que has comprao un bote de kriptonita!
Viene Lana a la cocina, lo mira, y dice:
- Pues no, que son alcachofas del eroski. ¿Qué te ha pasao?
Y digo:
- La puta Ética, eso me ha pasao. Ahora no puedo parar de pensar.
Total, que, completamente inmerso en un profundo monólogo interior, que ya no me para la cabeza, y absorbido por dilemas éticos de hondo calado, me dijo el psiquiatra que me estaba negando a mí mismo los superpoderes, porque ya no sabía si hacía el bien, el mal o el regular, y que la única solución que le veía es que me leyera a Nietzsche.
- No leo más en mi puta vida, así te lo digo - contesté yo.
Total, que vuelvo a casa, y me encuentro a Lana Lois en la cama con Batman, el puto esnob de los cojones, que ni tiene poderes ni los ha tenío nunca ni sabe lo que son, que todo lo consigue a golpe de talonario. Y le digo:
- Te vi a meter tal sopapo, chulo de mierda, que te voy a saltar los batdientes, a ti y a Robin, maricón.
Y me dice:
- ¿Ah, sí? ¿Tú y quién más? que ya me ha contao Lana lo tuyo, que no pués ni abrir un bote alcachofas, so zarrancajo.
Y me dice Lana:
- Que nos vamos los dos a vivir a la batcueva, que ya te daré el número de cuenta pa que me pases la pensión.
Pero lo que no sabían es que yo ya sé qué pensar. Así que agarré el jodío libro de la Aristóteles esa, le puse encima la sobrecubierta de un tocho de Pérez Reverte, y se lo envié por correo a Batman.
Y esperé... esperé.... esperé... y luego me acordé de que el jodío Batman no tiene superpoderes que perder.
Así que ahora mismo me voy pa la esquina con una media en la cabeza a atracar el banco, a ver si consigo la pasta suficiente para que vuelva Lana.
No sé yo cómo acabará esto.

1 comentario:

  1. Imanol Arías como Superman, Antonio Resines como Batman y Anabel Alonso como Luisa Lane. Esto ya estaba rodado.

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