No sé yo como andarán ustedes, rodeados de gente en esos vagones de metro dejados de la mano de Dios y de la misma hispanidad, en esos autobuses coctelera, en la cola de ese rancio ministerio al que acostumbran ir a ver pasar las horas, no sé.
Pero yo creo que los catarros de ahora no son como los de antes. Puede que los cuarenta años tengan que ver, pero estos mocos no son normales, no señor!.
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