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sábado, 14 de agosto de 2010

Una plaga de fantasmas aterroriza a una niña en Marbella


Dado que los humanos siempre hemos vivido en pequeñas comunidades, nos sentimos incómodos entre una apretada multitud de desconocidos. Por pura estadística, sabes que toda muchedumbre contiene un 30% de salidos que arrimarán cebolleta a todo lo que lleve falda (incluido los Highlander), un 10% de hijos de familias desestructuradas que no tienen respeto alguno por la vida humana, ya que nadie lo ha tenido por la suya, y un 1% de psicópatas que te enterrarían en su jardín tras robarte los órganos si tuvieran la menor oportunidad de hacerlo. Es triste, pero es así. Como en algún momento se apaguen las luces, lo menos que te puede pasar es que te sodomicen (los salidos culparán a los gays, pero es mentira, los gays son más selectivos y sólo atacan a los Highlander). Eso lo mejor, porque lo peor que te puede pasar está por ver, dado que la perversidad, por definición, no tiene límite. Y no hay forma de saber quién es quién ni dónde está Wally.
Es por eso los ricos tienden a aislarse.
Lo cual es fatal a la larga, porque el roce hace el cariño. El hombre es un animal social, razón por la cual los poderosos, en ese aislamiento escogido, tienden a convertirse en psicópatas, si es que no lo eran antes (es sabido que las grandes fortunas suelen erigirse sobre una base de calaveras y restos troceados en el jardín de casa. Por eso Jesucristo y Camarón eran pobres).
No sé qué me da más pena; si constatar que en España existen playas privadas que no pueden existir por ley, ya que toda la costa es pública, o ver cómo la pobre Sasha está sometida al mismo escrutinio que un mono en un circo mientras trata de huir, aterrada, del interior de esa soledad sobrevenida.
Y digo yo; esos observadores, tan fantasmagóricos que aparecen borrosos e incluso carecen de rostro, podrían estar bañándose gozosamente en la playa. Y, sin embargo, prefieren ejercer de mirones bajo un sol de justicia sólo para ver cómo una pobre niña huye despavorida ante su aterradora presencia. Toda esa gente, decía, si es que son gente y no zombis, ¿qué clase de inanidad lleva a cuestas, para que la presencia de la chiquilla les parezca lo más importante que les ha pasado en su puta vida puta?

2 comentarios:

  1. ¿No será que la criatura es de color y los nativos no están acostumbrados a ver negros?.

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  2. O esas paticas de pollo, que también llaman la atención.

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