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lunes, 23 de agosto de 2010

Los 300 gilipollas



Es ver los 300 y te entran ganas de invadir Polonia y de alargarte el pene. Tened cuidao con los cómics.

Si bien es cierto que, como película erótica que es, ha ampliado nuestro imaginario sexual, está calando en la sociedad esa imagen de hombres sudorosos y semidesnudos que a la pregunta del pirao con priapismo y amante de la muerte de Leónidas: ¿qué sois? sólo aciertan a responder: Uahú, Uahú, Uahú, o cosa gutural semejante, porque no hay uno solo que sea capaz de articular la palabra "soldados". Total, como Esparta los quiere pal campo, no se han molestado en enseñarles los rudimentos del lenguaje. A su lado, Paco Martínez Soria parece más afectado y decadente que Oscar Wilde.

Esto puede llevarte a pensar que ataviarte con una manta roja anudada al cuello por único atuendo te hace irresistible ante todos los sexos del cosmos, y que en lugar de susurrar junto al oído del ser amado bellas frases de halago, basta con rugirle algún sonido selvático, espectacular e ininteligible. Esto puede que funcione entre algunas tribus de Papúa-Nueva Guinea y en la berrea del ciervo, pero no intente hacerlo en casa, porque obtendrá resultados chocantes.


Por no decir que, antes de lanzarse a asolar países y raptar sabinos y sabinas en nombre de la libertad, debe antes considerar cuál es la clase de libertad que busca, si la suya o la de todos, y qué diría cualquier Dios de las religiones mayoritarias ante esos actos brutales, y qué porcentaje tiene, por tanto, de ir al infierno en seis culturas distintas, de modo que los distintos infiernos se le rifen, y para cuando le llegue el turno a Visnú es probable que considere que los dioses minoritarios son más benevolentes, cuando lo que le sucede es que tiene las terminaciones nerviosas molidas y no siente ya los palos en todo su gozoso esplendor.


Cuidadín con estas apoteosis griegas de la virilidad y la libertad, que los extremeños se tocan. Y cuidadín, también, con el bipartidismo, tal como sugiere esta imagen.





1 comentario:

  1. Ya, pero es que la otra opción, la de ser uno de los concursantes de Las Joyas de La Corona, esos infraseres televisivos (no me lo podía creer cuando me lo contaron - recuerden que yo no veo la tele-), es casi como ser un espartano de recios sentimientos. Ya lo decía usted, que lo extremeños se tocan.

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