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miércoles, 28 de abril de 2010

No los llames, que vienen



Dice Stephen Hawking, que es como Robocop, pero con poderes mentales, que no enviemos más mensajes de bienvenida a los extraterrestres, que como vengan nos vamos a cagar.

Y tiene razón. Es que no aprendemos. El universo es más negro que una noche en la dehesa extremeña, así que en cualquier momento nos llega de ahí fuera un Pizarro y nos funde. En serio. Y nosotros deberíamos saberlo mejor que nadie; mira lo que le hicimos a Atahualpa.


Que vemos mucho Disney, y el universo no es así. ¿Tú crees que los extraterrestres van a recorrer doscientos mil trillones de años luz para darnos regalos? ¿Qué pasa, que a ellos no les afectan las leyes de Darwin? habrán evolucionado entre cuatrocientos tipos de bichos que se los quieren comer, y si no se los han comido, es porque son más brutos que ellos. De ahí fuera sólo puede llegar alguna especie de Chupacabras expedientado.


Vamos dados incluso aunque tengan otro criterio estético. Supongamos que en vez de oro, prefieren residuos radiactivos. Que dices tú, mira qué bien, que se los lleven. Y les dice Obama, os voy a llenar este hangar hasta los topes de mierda radiactiva toda para vosotros. Pero la avaricia no sólo es humana. Es universal. Le dirán, de momento nos conformamos con ésto, pero toma el látigo de siete colas y ponte a fabricar residuos nucleares pero ya.

Porque esa es otra. Lo peor es que ni siquiera sustituirán a los políticos, que ya por eso lo mismo nos compensa. Como pudimos comprobar en nuestra ejemplar transición, las formas de gobierno cambian, los políticos nunca. En lugar de sustituirlos, se servirán de ellos.

La pirámide de jerarquía quedará más o menos como está, pero se intercalarán en medio. Así:


Las multinacionales

Los extraterrestres

El País vasco y Cataluña

El estado español

La república dependiente de mi casa

La onu



Y en las películas, al final vencemos. Pero la realidad no es una película. En las pelis atrapamos una nave espacial y copiamos la tecnología en un abrir y cerrar de ojos. Pero cojamos el ejemplo de los aborígenes australianos, para hacernos una idea. Les cae un avión en el centro del poblado y el jefe le dice al chamán, ¿para cuándo tendrás construida una flota de pájaros de hierro? y el chamán le dice, bueno, hay que desarrollar la aeronaútica, instalar fábricas de motores, lo que supone disponer de altos hornos para producir acero, luego está el tema de la electrónica... calculo que en dos semanas podremos disponer de una flota de cazabombarderos. Y el jefe le contesta, no tenemos dos semanas, lo necesitamos en dos horas.


En cuanto a nuestra tecnología experimental, esa que no nos cuentan que existe para no asustarnos, viene a ser equivalente a esto: ¡Hemos descubierto una cosa tremenda, jefe, lo llamamos arco y flechas! todavía estamos averiguando todas sus posibilidades. Y dice el jefe de la tribu: con eso ganamos seguro.



Total, que siendo muy optimistas puede que los extraterrestres vengan a practicar sexo. Esa es la buena noticia. La mala es que el sexo que quieran practicar probablemente no sea del tipo consensuado.


Yo estoy con Hawking. No llamen más, por favor se lo pido.


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