A nosotros que nos gustan las cosas con relleno, nos gustan las bodas. Pero, ojo, las bodas clásicas, las de la tarta bajando del techo, los camareros en patines, la carne de ternera en salsa y el puro con copa de cogñag. Estamos seguros de que todos ustedes han asistido en alguna ocasión a un enlace de esos en los que el padrino se coge un pedo del tres, las madres y tías compiten por el cardado de mayor altura y cuya banda sonora suele contener un Paquito el Chocolatero. Los chiquillos fuman y se marean, nos suele servir la comida un tipo con pinta de mafioso de los años treinta o de torero en paro y el cura se suele apuntar a la fiesta, contando chistes de cacas, que no son pecado.
Esperamos que tengan la suerte de ser invitados a alguna esta primavera. No olviden aguantarse la risa ante el traje brillante del novio, que son tendencia.
Fiel retrato de la vida misma!
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