Donde iréis, tu guía gastronómica de siempre

martes, 21 de septiembre de 2010

Intentos de fuga



Se sospecha que la verdadera intención del Papa al visitar Inglaterra era tratar de huir hacia la iglesia anglicana con lo puesto.

- El anglicanismo no sé qué es, pero lo de uno y trino tampoco entra en cabeza humana - dicen que ha confesado - y en mi actual puesto me están cayendo más hostias de las que reparto, lo cual no deja de ser paradójico.

Afortunadamente, el obispo de Canterbury ha caído en la cuenta de que acoger al Papa suponía una unificación de iglesias, lo que automáticamente le convertiría en católico-anglicano (y en algunas cosas peores). Temiendo salir derrotado en la lucha por el control de esa nueva congregación, ha impedido la unión.

- Al ser sólo obispo, por muy Canterbury que sea, tengo menos poderes mágicos que Gandalf, de modo que en un mano a mano contra el Papa lo tendría todo perdido, incluso aunque Juan Tamariz estuviera de mi parte, como ha prometido hacer.

Ante la negativa anglicana, y acosado por el sentido demasiado amplio con que algunos teólogos están interpretando la frase dejad que los niños se acerquen a mí, el Papa decidió fingir su propia muerte, para lo que contrató a seis barrenderos católicos. Los católicos se negaron a participar en el paripé so pena de perder su alma inmortal por magnicidio fingido. Tras probar suerte con evangelistas, nestorianos, monofisitas, simonitas y gomorritas, por fin dio con los únicos dispuestos a atentar contra él de forma falsa: seis barrenderos que decían ser musulmanes, pero que no creían ni en sí mismos.

- Sólo creemos en el poder transformador de las artes escénicas- han comentado a los medios los seis acusados.
- ¡Y de las performances! - detalla a voz en grito el más alto de todos ellos.

Al descubrir que acababa de contratar a seis pirados del teatro callejero que pensaban liquidarlo por el método Stanivslasky, Benedicto se vio obligado a destapar la conjura, dado que no encontraba demasiada diferencia entre espicharla por el método Stanivslasky y espicharla sin más, tal era el talento interpretativo de los seis actores.


Finalmente, Benedicto se ha visto obligado a regresar al Vaticano, donde el concilábulo cardenalicio lo aguardaba reunido.

- Tú de aquí no vuelves a salir.
- Es que tengo un poco de prisa que he quedao esta tarde para evangelizar unos esquimales ahí en el polo norte...
- ¡Que no!

3 comentarios: