Donde iréis, tu guía gastronómica de siempre

lunes, 20 de septiembre de 2010

Coraje español


En cualquier lugar del mundo ven un fantasma y se mean del susto. En España no. En España se te solidifica en el asiento del acompañante la chica de la curva, con el camisón de loca, esas ojeras de mapache y los ojos en blanco nuclear, y la mitad de los conductores tratan de ligársela a base de piropos escalofriantes, tipo, te comía tol estoplasma, qué me tiés loco por resobarte el culo, lechona.

El caso es que, siguiendo con este coraje tan español, dice Iker Jiménez que a un tal Gorgonio, que trabaja en una central nuclear (lo que ya da indicio de su valor), se le aparece en una carretera comarcal el fantasma de una niña vestida de comunión, que no sé yo si habrá cosa más acojonante, decadente, pompolluda y siniestra. El hombre, consciente de que no es más que una aparición, pasa de largo sin mucho aspaviento.

Dos años después se le vuelve a aparecer la comunionada del infierno en la misma carretera que Gorgonio transita a diario, y ni corto ni perezoso, pasa, la ve, contínúa unos metros, se dice, qué coño, y da la vuelta, por ver de pillarla. No la encuentra. Pero tendrá otra oportunidad.
Un año después se le vuelve a representar la pepona pompolluda del averno con sus encajes blancos mortaja, y entonces Gorgonio baja la ventanilla y le pregunta a la criatura: ¿qué? ¿andas perdida o qué te pasa?

Ante pregunta tan directa e inesperada, la pepona comunionada huye espantada, claro. Y nuestro amigo Gorgonio, ¿acaso se amedrenta? ni mucho menos. Nuestro amigo Gorgonio es español, y aquí, si no tememos a los vivos, sean humanos o toros de lidia, menos aún vamos a temer a los muertos, que no tienen cuernos. Así que Gorgonio se baja del coche y se lanza a correr tras la pepona, como los cazafantasmas, pero en plan encierro pamplonica.

Que yo conozca, es el primer caso en que el fantasma, presa del terror, huye del vivo al que debería asustar. Pero es que España es así. Peculiar.
El caso es que la pepona consiguió diluirse en la nada, y creo que tardará en volver a las andadas, después del miedo que ha pasado.


1 comentario:

  1. Es que ante semejante nombre, hasta un tío valiente como yo, huiría despavorido.

    ResponderEliminar