DA NAHASAPAMAPETEELANS

BIGOTES DEL MUNDO

De mayor me gustaría tener espíritu para dejarme un bigote como este.


Asustar al funcionario que te gestione los papeles de la jubilación. Salir mojado y desnudo de la ducha y que la gente huya de tí. Ser presidente de la comunidad de vecinos, ¿que digo presidente?, ¡DICTADOR DE LA COMUNIDAD DE VECINOS!!...¡ah, el futuro...!

PONER NOMBRE A LA MASCOTA

Una de las tareas de este mundo que se trata con más ligereza y que luego nos acarrea más de un arrobamiento de mejillas es la de poner nombre a la mascota. Imagínese llevando a su hamster al veterinario a media noche porque el bicho se ha tragado una chincheta y que, para registrar al paciente, le preguntan el nombre del animalito. ¿Es que no pensaste que podía pasar esto antes de llamarle Pedorrín?.

En el siglo XXI llamar a un perro Chispi o Rocky creo que está fuera de lugar. A mi me gustan los nombres compuestos como Jorge Javier, Esperanza Aguirre o Principe Felipe. Ya tirando al mundo de la farándula estarían Almodovar, Silvio, o incluso CR4 (por las patas). Pero el mejor era el gato del hermano de Fermín, que se llamaba Ynestrillas.

SUPERMODELO PANTENE

YO TAMBIEN LO HARÍA

Escucho que una inglesa ha sido condenada por tirar un gato a la basura.



Y no entiendo porqué.



Doscientos ochenta y cuatro euros y da gracias, Mary Bale, que te libras por el escarnio público y porque el bicho salió ileso. ¿Ileso?. ¿Pero no eran los gatos los que se metían solos a rebuscar en la basura?.





Creo que tengo la clave. La persona que imparte dura lex en este caso es, efectivamente amigos, del genero femenino. Y no es que yo sea machista, que no (pero podría), pero las probabilidades de que la señora jueza sea del percal de la fotografía que les adjunto, son, me temo, bastante altas.

Irse con cuidado.