Señores.
Esto, aunque no lo parezca, es un pijama de oferta.
Que cromáticamente espanta, pero temáticamente asusta.
Pretendes ir a dormir una de estas noches de frío invierno, de modo pausado y tranquilo y, cuando te despojas de tu agradable batín de terciopelo, debes enfundarte en el pijama que te compró tu mujer, para tí, que eres fan de "La Roja".
Y se despliega en tu pecho una simbología nacionalista y comercial que le dan a uno ganas de apretarse un par de cubatas, no se sabe si por la flojera de espíritu o por la crísis, válgame la redundancia.
Esto, aunque no lo parezca, es un pijama de oferta.
Que cromáticamente espanta, pero temáticamente asusta.
Pretendes ir a dormir una de estas noches de frío invierno, de modo pausado y tranquilo y, cuando te despojas de tu agradable batín de terciopelo, debes enfundarte en el pijama que te compró tu mujer, para tí, que eres fan de "La Roja".
Y se despliega en tu pecho una simbología nacionalista y comercial que le dan a uno ganas de apretarse un par de cubatas, no se sabe si por la flojera de espíritu o por la crísis, válgame la redundancia.
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