El pollo este de la foto y yo tenemos más en común de lo que parece.
Nos encontramos en un estado de virtud que ya quisieran para si los miembros del colegio de registradores de la propiedad (perdóneme usted, Don Mondonguito).
No sé si ahorrar para ir a cenar a Gerona dentro de un par de años o dejarme llevar por la magia de los fogones y emular al famoso tartamudo hasta la autocombustión (mía).
Me voy a conformar con ser el rey de la barabacoda, que últimamente estoy que me salgo y no lo digo yo, que es España la que me aclama. A ver, España, díselo a estos descreidos...
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