lunes, 25 de octubre de 2010
¿que no? obligada te veas
Nos creemos muy especiales, en la convicción de que hemos tenido retortijones de una intensidad desconocida para el resto de los mortales, y cuyos vergonzantes efectos silenciamos a nuestros seres queridos, basándonos en la seguidad de que tienen un concepto tan alto de nosotros que defraudaríammos sus expectativas si supieran que, cual rayo, nos ha partido un apretón de proporciones cósmicas en el transcurso del cual la totalidad de nuestra vida se ha desplegado ante nuestros ojos en un flash revelador mientras calculamos con precisión milimétrica la exacta equidistancia entre los posibles váteres, en la convicción íntima de que jamás los alcanzaremos a tiempo, que el perrito de las praderas ya se abre paso hacia la luz celestial con la rapidez con que ascienden los santos a las alturas, "ve hacia la luz, Carolain, ve hacia la luz", y optando entonces por soluciones más atrevidas y arriesgadas que las aplicadas a la pintura por Picasso, porque eso que se nos viene encima cual maldición bíblica ni espera ni perdona ni admite argumentaciones; nos creemos muy especiales, decía, hasta que en mitad de una reunión aprovechas ese instante de tenso silencio que se abre tras el arrebato hitleriano acompañado de aspavientos demenciales con que el director general acaba de anunciar las pérdidas de la empresa, NEIN, NEIN, NEIN! para comentar descuidadamente, con cierto aire de suficiencia;
- Pues yo un día comí en un chino y me cagué en los pantalones.
Y siempre hay algún listo que, como un eco, con el único afán de restarte protagonismo, acaba sincerando;
- Pues a mí también me ha pasado.
- Cuándo te ha pasado a ti - le espetas, tratando de pillarle en un renuncio.
- Ahorita mismo - dice él.
Y ya te han quitado otra vez tus diez minutos de fama.
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Tanto por que si como porque no, que yo conozco a uno que se tiró sin cagar, voluntariamente, unos 8 días. Sin morir.
ResponderEliminarEl momento final es...framboise!