Tu mismo, pero cuando llegas a los cuarenta te la suda todo. Yo tengo veinticinco, pero aparento cuarenta, lo que me otorga un halo de divinidad que te cagas encima solo de verme. Con cuarenta lo mismo bailas los pajaritos que te pones un traje de camuflaje para ser testigo del enlace de tu mejor amigo.
Hazte un favor, no me invites a tu boda.
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¡Habrá deliciosos canapiés!
ResponderEliminarSeñora Duquesa, no me suplante al contertulio, que para uno cuerdo que tenemos...
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