Decisiones impersonales

Pues sí.
El movimiento de los indignados está gobernado en la sombra por Rubalcaba.

Y Rubalcaba, a su vez, atiende a los dictados de una elite supersecreta denominada Club Bindemberg, cuyos secretos más íntimos puede usted desvelar en su quiosco más cercano previo pago de 9.95 euros.

Lo que ignoran los suscriptores del Club Bindemberg es que unos alienígenas de Alpha Centauri les han implantado un chip en el cerebro. Ahora mismo, desde la ciudad submarina en que habitan, sita donde otrora estuviera la Atlántida, estos alienígenas controlan el mundo.

Pero estos alienígenas, a su vez, parecen ignorar que, como todo bicho viviente, están bajo el pleno dominio de Dios, porque, como dijo Pablo, lo que pasa, pasa porque Dios lo quiere.

Y esta es la explicación por la cual estamos en medio de una gigantesca pifia global y con la mierda al cuello, pero nadie es responsable de nada.

Si desea seguir esperando a que Obama, Dios o Guardiola bajen a solucionarlo, siga usted como hasta ahora, en standby. Pero recuerde que, hasta que se demuestre lo contrario, usted, sí, usted, posee una cosa jodida que se llama libre albedrío, lo cual provoca que, lamentablemente, también tenga algo llamado responsabilidad.

Recuerde, por tanto, que usted, sí, usted, puede hacer en cada momento lo que le venga en gana. Incluido levantarse del sofá para manifestar su indignación, antes de que la benemérica y su banco aúnen fuerzas para quitarle el sofá del culo y ponerle en la puta calle.