Estoy en pleno proceso de asimilación de la gestión estructural de conexiones del mundo moderno.
Ahora sé que apellidarse, por ejemplo, Aguirre, está tan considerado tanto en la zona sur de Madrid como en Las Vegas. O que apellidarse Fabra te cubre ante cualquier desliz.
Ahora entiendo porque un aeropuerto se llena con los cuadros de la novia (galerista) del primer ministro.
Ahora entiendo porque las clases de paddle son tan caras.
Eso si, se me queda una cara de gilipollas, que ni el mismo muñeco de James Brown.
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